El número de barcos crece. La corriente sin fin de vikingos no cesa de aumentar. Por todos lados los cristianos son victimas de matanzas, incendios y saqueos. Los vikingos conquistan todo cuanto se encuentra a su paso. Nadie les puede hacer frente. Han tomado Burdeos, Perigord, Limoges, Angulema y Toulouse. Angers, Tours y Orleans han sido destruidas. Una incontable flota navega Sena arriba y la maldad se enseñorea del país. Rouen ha quedado desierta, saqueada e incendiada. París, Beauvais y Meaux han sido conquistadas; las fortificaciones de Melun han sido derribadas; Chartres está ocupada, Evreux y Bayeux saqueadas y muchas otras ciudades sitiadas.
(Ermentario de Noirmoutier, Francia, década de 860.)
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